29 de junio de 2014

¿Es necesaria una nueva Doctrina Drago?
Cipriano Castro

En el año 1902 el presidente Cipriano Castro declaró la moratoria de su deuda externa. La caída en los precios internacionales del café obligaron a su gobierno a suspender el pago a sus acreedores internacionales. La respuesta de los acreedores fue inmediata. Las flotas de Alemania e Inglaterra bloquean las costas venezolanas y amenazan a sus puertos. Al bloqueo se suman todos los países con acreencias contra Venezuela. Italia, en primer lugar y posteriormente Francia, España, Bélgica, Holanda y Estados Unidos se presentan como acreedores y exigen ser considerados juntos a los países agresores.
Cipriano Castro venía del estado andino de Táchira. Por su actuación en las guerras civiles que asolaban la región había obtenidos sus galones militares. Después de convertirse en el principal caudillo de las provincias andinas de Venezuela, el general y sus amigos se encaminaron hacia Caracas y en 1899 la Revolución Liberal Restauradora, por él encabezada, derrocó al debilitado presidente Ignacio Andrade y se convirtió en presidente hasta noviembre de 1908, cuando su compadre Juan Vicente Gómez inicia su larga dictadura que durará hasta 1935.
El gobierno de Cipriano Castro unificó el país y puso fin a las guerras civiles que lo habían azotado desde el final de la Guerra de la Independencia, impuso una centralización del gobierno que terminó con los caudillismos locales, modernizó el ejército, se hizo cargo de la deuda externa e intentó diversificar la economía venezolana dependiente exclusivamente de las exportaciones cafetaleras. Para esa época Venezuela era el segundo productor mundial de café, después de Brasil.
El bloqueo naval europeo incluyó enfrentamientos bélicos con bombarderos sobre los puertos de La Guaira y Cabello, así como la destrucción casi total de la flota venezolana.
Interpelado por varios gobiernos latinoamericanos, el presidente yanqui Teodoro Roosevelt -“Es con voz de Biblia o verso de Walt Whitman / que habría que llegar hasta ti, / Cazador”, le había dicho Rubén Darío- declaró la no pertinencia de la aplicación de la Doctrina Monroe en el caso de potencias europeas que no venían a reconquistar antiguas colonias. La Doctrina Monroe y el TIAR, como se sabe, han sido instrumentos retóricos que solo han servido para que EE.UU. los interprete según su exclusivo interés. La tierra natal de Bolívar se enfrentaba sola a la voracidad de los tenedores de bonos.
Luis María Drago
El ministro de Relaciones Exteriores del presidente Julio Argentino Roca, Luis María Drago -un jurista conservador y con un espíritu en el cual aún sobrevivía la vieja épica de las Guerras de la Independencia- presentó al mundo su punto de vista que expresaba el de su gobierno: los estados no tenían derecho a intervenir militarmente contra otro estado con la finalidad de cobrar deudas financieras. Fue una voz pequeña, en relación a los intereses y potencias que estaban en juego, pero poderosa. Algunos años después, la Doctrina de nuestro canciller, inspirada además en las reflexiones del gran jurista rioplantense, Carlos Calvo, sería establecida como jurisprudencia en La Haya. Venezuela no olvidó nunca el gesto argentino y Hugo Chávez tuvo oportunidad de recordarlo varias veces desde su tribuna presidencial.
Las decisiones asumidas por el juez de primera instancia de Nueva York, Thomas Griesa, y por la Corte Suprema de Justicia norteamericana, en favor de los fondos buitres, están exigiendo el establecimiento, por parte de las naciones sometidas al chantaje de la deuda, una nueva doctrina Drago, una actualización que ratifique la soberanía nacional por encima de los crapulosos y minoritarios intereses especulativos y condene estas maniobras. El periodista Alfredo Zaiat ha publicado en Página 12 de hoy (28/06/14) un interesante artículo exponiendo al público argentino lo que se conoce en la legislación norteamericana como Doctrina Champerty. La misma establece la prohibición de comprar documentos de créditos vencidos con la finalidad de interponer una acción judicial reclamando el pago de estos.
Tratado de Westfalia y el nacimiento de los Estados Nacionales
Algo en ese sentido, y que rescate la supremacía de los estados nacionales por sobre los intereses corporativos internacionales, está exigiendo el novedoso conflicto en que se encuentra nuestro país. El concepto de estados nacionales surgido del Tratado de Westfalia no puede ser aplastado por el imperio del interés compuesto y los derivados financieros.

Buenos Aires, 28 de Junio de 2014

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